Un artículo publicado el pasado 7 de marzo en La Razón, habla sobre la proliferación de empresas que ofrecen micropréstamos online en España. “No hay más que sentarse delante de un ordenador y teclear «créditos rápidos» en el buscador habitual para ver una larga lista de página web dedicadas a este negocio. La clave, entonces, está en saber elegir aquella que ofrezca menor tipo de interés y mejores condiciones de envío y devolución del dinero.”
“Se trata de un nicho de mercado no cubierto por las entidades tradicionales, que se ha desarrollado al calor de la crisis y de la mayor facilidad de acceso a internet”. El volumen de negocio del sector ronda los 200 millones de euros, “una cifra reducida en el conjunto de los créditos al consumo, pero da una idea del gran número de operaciones que se realizan”.
“La creciente competencia ha abierto una guerra de precios. Tomando como referencia un préstamo de 300 euros, el coste a 30 días puede oscilar entre los 84 y los 111 euros, que representan tipos de interés entre el 28% y el 37%. La media de las ofertas comparadas es de 98,27 euros, equivalente a un interés del 32,76%. Pero hay varias empresas que se han lanzado a ofrecer micropréstamos a 5 euros o incluso gratis para nuevos clientes. Otras, por el contrario, ofrecen descuentos para los habituales. El abanico de empresas y de ofertas es amplio, por lo que también han surgido varios comparadores que facilitan la tarea de encontrar el préstamo más adecuado.”
“El sector reconoce que el alto coste de las operaciones y el hecho de que los créditos rápidos sean todavía un producto novedoso en España son factores que han podido generar cierta desconfianza en los consumidores. Además, tampoco existe una regulación específica, sino que los micropréstamos se rigen por la normativa sobre contratos de crédito al consumo y sobre comercialización a distancia de servicios financieros destinados a los consumidores. Por eso, con el ánimo de promover un uso responsable de esta vía de financiación nació hace dos años la AEMIP, que hoy agrupa a más de la mitad de las empresas del sector. Esta entidad ha promovido la adopción de un código de buenas prácticas, un conjunto de normas deontológicas que pretende dar una mayor protección a los clientes, facilitando por ejemplo vías de negociación en casos de impago o reclamaciones.”
Desde la directiva de AEMIP insistimos: Es un producto que debe entenderse para un uso puntual.
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