Acotar la definición de nuestra actividad y promover el conocimiento sobre la misma es un objetivo primordial para AEMIP. Por eso, resulta lógico que la primera publicación de esta nueva etapa comunicativa la dediquemos precisamente a eso, a explicar qué es un micropréstamo; porque no todos los créditos por una baja cuantía pueden ser clasificados como tales, sino que deben cumplirse una serie de requisitos adicionales, que recogemos en los siguientes párrafos.

En líneas generales, los micropréstamos son productos financieros que ofrecen una cantidad reducida de dinero de forma casi inmediata. Se diferencian de otros créditos en la cantidad que prestan (entre 50 € y 1.000€), en el enfoque que tienen (sufragar imprevistos puntuales) y en la forma de devolución (generalmente, en una única cuota en un corto plazo de tiempo). Además, también los define el método de interacción, pues son provistos de forma 100% online, sin disponer las empresas de oficinas de cara al público, pero ofreciendo vías de comunicación y atención a los clientes a través de sus respectivos canales digitales.
Entrando en detalle, y de forma más específica, la cuantía es, sin duda, la característica central: los micropréstamos o microcréditos permiten a los consumidores disponer de una cantidad relativamente pequeña de dinero, que en el caso de los que comercializan nuestros asociados, se sitúa habitualmente en la horquilla de los 50€ a los 1.000€. Cómo éste se devuelve a la entidad supone la otra característica definitoria: por norma general, la devolución del importe –más los intereses acordados– ha de realizarse en un corto periodo de tiempo que oscila entre uno y dos meses y normalmente en una sola cuota. En los últimos años, no obstante, hemos visto cómo han crecido las opciones que ofrecen unos importes mayores (hasta 1.500€) y unos plazos más largos para la devolución, con cuotas a satisfacer de entre 2 y 4 meses. El sector da así respuesta a los clientes, que buscan cada vez una mayor variedad de opciones y con mayor flexibilidad en el pago.
Los reducidos plazos de concesión y disponibilidad son otra de las características esenciales y constituyen, además, uno de los principales atractivos de esta fórmula de financiación. Las empresas de micropréstamos han invertido cantidades millonarias durante las últimas décadas para disponer hoy de los mejores y más veloces sistemas informáticos con los que evaluar una solicitud en tiempo récord. En posteriores artículos divulgativos, profundizaremos en los criterios que se estudian y las herramientas empleadas para ello, pero para ceñirnos a la definición que nos atañe, basta con resaltar que los usuarios cuya solicitud sea aprobada dispondrán del importe de una forma casi inmediata. Aun existiendo siempre la posibilidad, por supuesto, de que las empresas pidan información o documentación adicional, lo habitual es que desde que el usuario completa la solicitud hasta que tiene el dinero en su cuenta corriente no hayan transcurrido más de 24 horas.
Los micropréstamos, por tanto, están diseñados para mejorar a corto plazo el flujo de efectivo, ayudando a solucionar un problema puntual de liquidez que permita cubrir en un momento dado los gastos corrientes, como las facturas de suministros básicos de luz, agua o similares, o imprevistos puntuales de cierta urgencia, como pueden ser la reparación del coche o la caldera o una visita al dentista.